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Compartimos algunas sugerencias para adaptar el desarrollo de las actividades curriculares a entornos virtuales, en el contexto actual en el que se solicita a las/os profesoras/es y estudiantes que se adapten rápidamente a dichos entornos.

Atender a las necesidades básicas de las/os estudiantes. Requerirán acceder a los materiales de la actividad curricular, a espacios claros para entregar tareas y para recibir devoluciones de las mismas; también tendrán que conocer cómo/cuándo enviar consultas y cómo/cuándo la/el docente responderá.

Priorizar acciones de las/os docentes. Deberán proveer de los materiales a las/os estudiantes y comunicarse con ellas/os. Hacer uso de los distintos canales de comunicación garantizando que las/os estudiantes sepan qué hacer, cómo se espera que lo hagan, por dónde envían sus producciones y cómo obtendrán las devoluciones de la/el docente. Resumidamente, se requieren instrucciones muy claras y devoluciones específicas temporalmente ágiles.

Hacer visible un listado con las actividades semana a semana. A modo conciso, puede ser en formato de tabla, que resuma rápidamente lo que se espera que las/os estudiantes desarrollen en cada semana especificada: qué materiales tendrán que estudiar, qué tareas tendrán que entregar, qué posibilidades de consulta tendrán para ello y cómo/cuándo se les realizará la devolución.

Mantenernos en sintonía. Puede ser con noticias periódicas, resúmenes de lo realizado la semana pasada, orientaciones para la próxima semana, anuncios que se consideren que aportan (sin abrumar). Es decir, evitar períodos de silencios/ausencia que pueden conllevar a desorientación.

Establecer expectativas realistas. En muchos casos no somos especialistas en uso de tecnologías, edición de imágenes o videos, diseño de multimedia, etc. por lo que pretender la perfección podría resultar contraproducente. Tener en cuenta que hay mucho material disponible en la web (no es necesario crear todo). Adquiere especial relevancia el trabajo colaborativo entre colegas, particularmente las/os de la misma cátedra. También habrá que flexibilizar, sobre todo al inicio, la adaptación de las/os estudiantes a concurrir a aulas de este tipo (virtuales); es decir, no solo las/os docentes tendremos que adaptarnos a ello.

Comunicarse fluidamente con las/os estudiantes durante la transición. Procurar ser claros con ellas/os, para que no prevalezca la ambigüedad. Como docentes, deberemos establecer los modos, momentos y dinámicas que prevemos para las entregas, consultas y devoluciones de trabajos. Tendremos que ir formando a las/os estudiantes en cómo pretendemos comunicarnos en un aula virtual. Tener en cuenta los equipamientos reales con los que contamos y, sobre todo, con los que cuentan las/os estudiantes en sus hogares (relevar esta información), de modo tal de estar tanto docentes como estudiantes en condiciones relativamente similares.

Poner en la balanza si es realmente necesaria una conectividad simultánea. La disponibilidad horaria de las/os asistentes, la conectividad requerida para trabajar sincrónicamente, los ruidos e interrupciones de la vida en el hogar, etc. pueden opacar lo que se desea trabajar. Se pueden ofrecer videos o audios de explicaciones que las/os estudiantes puedan ver a su tiempo, y ofrecer algunas alternativas de sesiones sincrónicas no excluyentes, a modo de horarios de consulta (virtuales), para apoyar a las/os estudiantes en lo que se considere imprescindible.

Contemplar vías para que las/os estudiantes se conecten entre ellos. Así como en las clases presenciales, el trabajo colaborativo entre estudiantes resulta muy fructífero para sus aprendizajes. Más allá que pueda producirse espontáneamente, se sugiere que desde la cátedra se habiliten y fomenten canales para ello.

En caso de duda, volver siempre a los objetivos de la actividad curricular. Preguntarnos y repreguntarnos qué es lo que queremos que las/os estudiantes realmente aprendan. Tenerlo siempre presente como foco ayudará a ser más flexibles con respecto a cómo enseñar las cosas importantes.

Revisar previamente los materiales que se propongan. Conviene explorar las tecnologías involucradas con anticipación, no a último momento, sobre todo si es la primera vez que incursionan en alguna puntual o si no la han usado suficientemente con tal contenido que pretenden enseñar.

Considerar que esta transición puede traer nuevas oportunidades. Tendremos aquí posibilidades de plasmar alternativas de enseñanza-aprendizaje-evaluación entre todas/os, colegas y estudiantes. Pueden generarse propuestas que perduren más allá de esta coyuntura.

Contar con referentes institucionales, tanto a nivel Escuela como Facultad y Universidad. El sostenimiento mancomunado institucional dará consistencia al trabajo y nos brindará contención como trabajadoras/es de la Educación Superior.

 

 

Fuentes:
- How to adapt courses for online learning: A practical guide for faculty
https://hub.jhu.edu/2020/03/12/how-to-teach-online-courses-coronavirus-response/
- So You Want to Temporarily Teach Online
https://insidehighered.com/advice/2020/03/11/practical-advice-instructors-faced-abrupt-move-online-teaching-opinion