A través de una propuesta realizada por la Comisión de Género de la FCEIA, en colaboración con el Área de Comunicación de la Facultad, el Consejo Directivo aprobó el Proyecto para la construcción colectiva de lenguaje inclusivo.
El Proyecto, que fue elaborado mediante la convocatoria realizada por el Consejo Directivo propone avanzar en la construcción colectiva de un lenguaje que no oculte, no subordine, no excluya, no infravalore, que no sea sexista.
El documento considera el lenguaje como una construcción colectiva que va adoptando distintas modalidades según las realidades que le toca describir o nombrar. En ese sentido, plantea que la FCEIA se debe el esfuerzo de construir un lenguaje que incluya a todas las personas.
“La sociedad en su conjunto debe hacerle lugar a todas las personas, no podemos seguir sin nombrarlas”, afirma la Ps. Adriana Gerbaudo, Coordinadora de la Comisión de Género de la FCEIA y agrega: “Las formas de decir o no decir manifiestan aspecto culturales fuertemente arraigados. El lenguaje inclusivo busca revertir las relaciones de poder asimétricas que colocan a lo masculino como lo único digno de ser nombrado”
Para la elaboración del Proyecto se tomaron en cuenta las recomendaciones de organismos y organizaciones que trabajan sobre la temática, así como las propuestas realizadas por universidades del país. Este documento se encuentra, además, en concordancia con el “Protocolo para la Atención de Situaciones de Violencia Sexual y Discriminación Basada en el Género” aprobado por el CD de la FCEIA y con el Plan de Acción aprobado en 2018 por la Universidad Nacional de Rosario.
“A lo que se apuesta es a comenzar a construir colectivamente en la FCEIA un lenguaje inclusivo y no sexista. Es importante que desde la institución se acompañe la inclusión de las mujeres y diversidades sexuales en este ámbito. Debemos construir un lenguaje que nos incluya a todas y todos. Estamos en ese proceso, habrá avances y retrocesos, dudas, análisis y trabajo conjunto”, resaltó Gerbaudo .
Las Recomendaciones aprobadas, se presentan como un primer paso para la construcción de un lenguaje inclusivo en el ámbito de la Facultad y no como un conjunto de normas o reglamentaciones. Sobre el tema, Adriana Gerbaudo puntualizó: “Se trata de proponer algunas pautas, habilitar que aparezcan nuevas formas de nombrar, pero de ninguna manera reglamentar, ya que el lenguaje está en permanente movimiento y en permanente cambio. Algunas propuestas irán sedimentando y otras no, o darán lugar a otras nuevas” y finalizó: “Lo que se busca es acompañar los cambios de la sociedad que resultan en mas derechos para todas las personas.”
El texto completo de la Resolución N° 0568/19 CD aprobada el pasado 28 de junio se puede leer AQUI
Para Beatriz, las personas tienen dificultad para encontrar en las matemáticas, en la física y en la química una significación al margen de hacer cuentas. Su propuesta, se basa en trabajarlas como una cultura, así como estudiamos la literatura y sus grandes movimientos, se debería poder estudiar la física moderna, la física contemporánea o la física clásica. “Nosotros los profesores tenemos que estar preparados para hacer eso”, señaló.
Para ella, es necesario trabajar contenidos conceptuales, procedimentales, actitudinales, contenidos ligados a la ciencia de la educación, la historia y filosofía de la ciencia, para mostrar a las y los estudiantes que la ciencia es viva. “Tenemos la impresión de que la física y la matemática no cambian, pero es sólo una ilusión. En la física, por ejemplo, trabajamos constantemente con nuevas tecnologías, incursionamos nuevos estudios, la ciencia evoluciona todo el tiempo”, destacó Beatriz Salemme. De acuerdo a su experiencia, se necesita una enseñanza diferente, no una enseñanza tradicional.
La especialista brasilera en Didáctica de la Enseñanza resaltó la importancia de que los docentes de los distintos niveles estén preparados, también, para adaptarse a los cambios generacionales y cuenten con las herramientas para que sus clases respondan a las nuevas demandas de los estudiantes.
“Todos los años cuando recibo un grupo de alumnos que se que van a estar 5 años en la universidad para después salir al mundo del trabajo, me propongo como desafío pensar ¿qué mundo les espera de aquí a cinco años? ¿Cómo va a ser esa nueva generación de profesionales?” indicó Beatriz convencida de que año tras año son diferentes los objetivos que debe plantearse. “Tenemos el desafío de formar profesionales de otra generación” destacó.
La especialista en educación valoró la importancia de contar siempre con diferentes opciones metodológicas que permitan explorar distintas técnicas según el grupo con el que se esté trabajando. “A veces percibo con tristeza que muchos profesores dicen ‘yo enseño, si ellos aprenden es otro problema’ y no es así, es mi responsabilidad como docente que los estudiantes comprendan. Entonces nuestro gran desafío es estar alerta para encontrar la forma de que nuestros alumnos de hoy se interesen por lo que se está explicando”.
Entre las herramientas que utiliza en el aula es el trabajo con películas en las que se aborden temas de interés para ser tratados desde diversas disciplinas. Así por ejemplo, con uno de sus grupos de estudiantes de secundaria tomaron una escena del “Código Da Vinci” en la que aparece un código en formato de una secuencia de Fibonacci. “Tomando esa secuencia también trabajamos con su profesor de biología, conversamos con el profesor de historia, la profesora de física. El abordaje fue integral”, relató la especialista en educación.
“A mí me enseñaron cierta información de una manera puntual pero nos tenemos que dar cuenta que somos de otra época. A veces las personas no perciben la importancia del cambio generacional y hay que comprender que la enseñanza es un proceso dinámico que se retroalimenta” concluyó Beatriz.