Clara Mitchell, Ingeniera Industrial egresada de la FCEIA, es una de las autoras de un artículo científico de reciente publicación que da cuenta de que la alta cantidad de plásticos en el río Paraná y en las islas representan un alto riesgo para la vida de las especies animales.
El estudio “Trampas peligrosas: encuentros con macroplásticos que afectan a la fauna terrestre y de agua dulce” (título en inglés: Dangerous traps: Macroplastic encounters affecting freshwater and terrestrial wildlife) fue desarrollado por la Ing. Clara Mitchell junto al Dr. Martín Blettler, investigador en el Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET–UNL).
¿Cómo fue que comenzaste a dedicarte a la investigación?
Soy graduada en Ingeniería Industrial, nunca me gustó trabajar para las grandes empresas, siempre tuve otras inquietudes y la necesidad de estar haciendo todo lo que podía para cambiar las cosas que me molestaban. Empecé a trabajar en el tercer sector, ONG, primero relacionadas con el emprendedorismo. Soy ambientalista, entonces con el tiempo fui virando para ese lado. Además, soy usuaria del rio, me gusta mucho ir a la isla. Un día estábamos allí y vemos a una señora tomando sol, mí me llamó mucho la atención que no parecía molestarle que estaba absolutamente rodeada de botellas. En un momento se armó un revuelo porque salió una tortuga del agua y la señora se asustó. Entonces, empecé a pensar lo errados que estábamos en el enfoque, porque molesta una tortuga, pero no las millones de botellas que teníamos alrededor.
En el 2015 comencé a trabajar en el Centro Científico Tecnológico y Educativo Acuario del Río Paraná. Allí comenzamos una jornada de limpieza del río en el 2016 que terminó derivando en el colectivo de organizaciones e instituciones “Mas río menos basura”, con el cual todos los años hacíamos limpieza, concientización y caracterización de todos los residuos que encontrábamos en el río. Ese trabajo se hizo durante muchos años.
En el 2017 encontré un paper de Martín Blettler, investigador de Santa Fe, sobre la contaminación por micro, meso y macroplásticos. Entonces planteé en el Acuario llevar adelante un estudio similar pero a la altura de Rosario y estuvieron de acuerdo. Esa fue la primera investigación que hice del tema, en la cual trabajé junto a María Cecilia Quaglino, Victoria Posner, Andrés Sciara y Silvia Arranz. A partir de ese estudio quedé muy en contacto con Martín. Un día, conversando con él, nos dimos cuenta que no teníamos material fotográfico para cuando dábamos charlas de la contaminación plástica, no había fotos del impacto que tienen los plásticos sobre nuestra fauna, ya que las fotos que encontramos eran en el mar, de especies de otros lugares. Estaba la idea de que los ríos solo llevan el plástico al mar, pero poco se sabe de qué hacen esos plásticos mientras están tierra adentro, que también allí tienen gran impacto.
¿Cómo fue el proceso de esa nueva investigación?
Con Martín queríamos investigar realmente qué pasaba, cuál era el efecto que tenían los macroplásticos sobre nuestra fauna, pero estábamos en plena pandemia, no podíamos salir al campo. Por otro lado, encontrar a un animal interactuando con un plástico no es algo tan fácil, es casi un hecho fortuito encontrarse con uno que está enredado, por ejemplo, o transportando algo. Por lo tanto, hicimos una convocatoria de Ciencia Ciudadana, donde le pedimos a la gente que cuando viera una interacción o convivencia entre un animal y un plástico, nos la enviaran.
La convocatoria fue excelente, nos sorprendió la cantidad de gente que nos envió fotos, de la cantidad de lugares diferentes, que nunca esperábamos, estamos muy agradecidos. Luego de un proceso de selección, estudiamos 90 casos, de 44 especies tanto de agua dulce como terrestre. Algunas imágenes son muy duras, muy fuertes, que demuestran a simple vista la relación toxica que hemos creado con los plásticos y las consecuencias terribles que eso tiene.
¿Cuál es la situación actual del río Paraná en relación a la contaminación?
La contaminación plástica es un problema enorme en nuestro rio en general y a nivel mundial. En Argentina pasamos de consumir en los años ´90 un promedio anual de 11 kilos de plástico per cápita a consumir en el 2016 unos 43 kilos. La promesa de reciclaje del plástico es tan solo una promesa, porque los aditivos que le ponen hacen que sean muy difíciles de reciclar a nivel técnico y porque además económicamente no conviene. A nivel mundial solo se recicla un 9% de todo el plástico que se produce en el mundo.
Debido a los efectos del viento, lluvia, en las ciudades todos los plásticos suelen ser llevados al rio, que es la parte más baja del terreno. Nosotros tenemos un rio muy caudaloso, por lo tanto, arrastra mucha cantidad de contaminantes, de hecho, en los eventos “Más rio menos basura” encontramos residuos de Brasil, Paraguay, Chaco, Corrientes y me imagino que en Buenos Aires encontrarán los nuestros.
¿Qué es lo que sigue, cual es el próximo trabajo a seguir en relación al ambiente?
Actualmente estoy coordinando un proyecto de investigación sobre cómo se recuperan las islas luego de los incendios, que se está llevando adelante desde la Plataforma de Estudios Ambientales de la UNR. Siempre hubo quemas en las islas, con la diferencia que antes el agua funcionaba de cortafuegos, hoy no hay debido a la gran sequía.
¿Cuál es tu mirada en relación a haber podido lograr que tu artículo sea publicado en Science of the Total Environment?
Publicar en una revista tan importante y prestigiosa es algo que me pone muy contenta, fue un gran esfuerzo realizar este trabajo, pero valió la pena. Martin es investigador del CONICET, viene desde el lado científico y yo desde el lado ambiental, entonces nos encontramos los 2 en este punto intermedio, juntamos nuestras fortalezas desde distintitos lados y logramos conseguir material muy interesante. Ahora estamos armando un documento de divulgación científica con Martín.
Ponerle números a la situación de la contaminación del río y del riesgo para nuestras especies animales es importante. Para quienes toman decisiones, contar información real es fundamental, porque una cosa es pensar que la situación es mala y otra muy distinta es conocer, mediante datos, mediciones y con pruebas, el panorama real.