Julián Dabove es alumno de quinto año de la carrera de Ingeniería Electrónica en la FCEIA y a través del Programa ARFITEC, se encuentra cursando un semestre en la Grande Ecole Telecom-Bretagne de Brest. Desde allí, cuenta su experiencia.
“Se me hace difícil poner en palabras todo esto que estoy viviendo, porque no es sólo una experiencia a nivel estudio, sino que además, se trata de vivir en una cultura con un idioma distinto y muchísimos estudiantes extranjeros” dice Julián. Y es que la Grande Ecole Telecom-Bretagne de Brest (Francia) recibe cada año alumnos de todo el mundo.
Para este estudiante de la FCEIA las primeras semanas en el extranjero son las más intensas. El hecho de acomodarse en un nuevo espacio y resolver los diversos temas vinculados a la estadía hacen que se afronte el primer desafío: el idioma. Si bien Julián estudió francés, cuenta que al principio le resultó algo confuso, por lo que, en muchas ocasiones, se encontraba hablando en francés, inglés y hasta español. “Es entonces cuando uno comienza a pensar distintas estrategias que permitan una mejor comunicación, como por ejemplo, buscar frases conocidas” comenta.
En Brest encontró una sociedad muy gentil, con personas dispuestas a ayudar o facilitar alguna tarea que se necesita resolver. Es un lugar seguro y le llamó la atención que no hay transporte público después de la una de la mañana, menos aún, los fines de semana.
Con respecto a Francia como país, se trata de un territorio con mucha historia, lo que se hace evidente en cada rincón. “Al caminar por las costas del mar uno puede encontrarse con estructuras que datan del 1400 en adelante. Pensar que podemos ver algo de aquello que alguna vez sucedió me parece fantástico”, relata Julián.
Encuanto a la universidad, o Grande Ecole en su caso, comenta que el plan de estudios está pensado para recibir y acompañar esta diversidad cultural de la que habla. Existen clases en francés e inglés, donde los profesores además suelen manejar algo del idioma español. En cuanto al material de estudio, está a disposición la bibliografía en inglés. Al comenzar las clases, se deben formar grupos con otros estudiantes. Allí es necesario, expresar ideas e intercambiar opiniones y de esta manera, todos los días se aprende y mejora el idioma.
“Lo más interesante es cuando el campus se convierte en tu casa, tus compañeros se vuelven amigos, prácticamente hermanos. Es sorprendente encontrarte con estudiantes de todo el mundo, con sus costumbres y hábitos diferentes. Es entonces la cocina el lugar de intercambio cultural por excelencia, donde cada uno trae un plato típico de su país tratando de acercarnos aún más estos lugares que muchos no conocemos. Por suerte siempre hay algún latino para hablar un poco en español, reírse un rato ¡y también tomarse unos buenos mates!” cuenta Julián.La aventura de lanzarse a lo desconocido, sin tener demasiadas certezas y con muchas incertidumbres sobre lo que va a venir, le resultó increíble a este estudiante de la FCEIA y por eso anima a quienes quieran realizar alguna experiencia de este tipo o estén organizándose para viajar a Francia, que lo hagan, “Sepan a través de mi experiencia, que no se van a arrepentir. Es algo, difícil de expresar en palabras. Por eso ¡los invito a vivirlo!”, finaliza
Un semestre en Francia
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